Todo lo espera
Vive SU Amor serie (1 Corintios 13)
Versículo 7 – El amor “todo lo espera”
Jesús acaba de hacer algo impensable, inimaginable. Y cuando se sienta de nuevo a la mesa, pregunta: “¿Entienden lo que les he hecho?” (Juan 13:34). ¿Qué acababa de hacer Jesús? Él está volviendo a sentarse después de un momento incómodo y humillante en el que se lavó (¡con sus propias manos!) cada par de los pies de sus 12 discípulos, uno por uno.
¿Entienden lo que les he hecho?
Mis hermanos, siguiendo a Cristo juntos, Jesús está enseñando esta lección mientras nos mira directamente a los ojos. A los seguidores de Jesús. Los Cristianos. Los discípulos. Él está con su pequeño grupo devoto apiñado en el Aposento Alto. No está con miles de buscadores en la cima de una montaña. Él ya estuvo allí; ya lo hizo. Ahora está a punto de ser arrestado y crucificado, pero no antes de esta última lección. En los acontecimientos históricos de este día en la Semana Santa, el Jueves Santo, Jesús nos lanza un desafío directo.
¿Entienden lo que les he hecho?
Supongo que la mayoría de nosotros entendemos como somos productos de nuestra naturaleza y crianza. Éstas son las formas en que nos formamos a medida que crecimos. Estas son las formas en que estamos formados tanto por nuestro entorno como por nuestra personalidad natural. Así hemos sido “programados.” Y cuando se trata del amor, todos hemos sido programados para ver el amor predominante como algo para nuestro beneficio personal. En lo emocional; en lo físico. El problema… Nuestro impulso por el benificio personal es desenfrenado e inevitablemente lastimamos a los demás al tratar de servirnos a nosotros mismos. Lo que es peor, ni siquiera siempre sabemos cuándo lo estamos haciendo. Lo inevitable se extiende a cómo los demás también te lastimarán. Todo esto porque las formas en las que hemos sido programados para ver el amor están corrompidas.
¿Entienden lo que les he hecho?
Jesús reformaría su comprensión del amor. Él toma nuestra formación corrupta y nos restablece. Esta noche Jesús invierte la ecuación de un amor de autobeneficio; le da la vuelta a esa forma del amor; invierte las polaridades. Para que, en lugar de agotar a los demás para tu beneficio, te llama a: usar el amor para el benificio de otros. Jesús lavó los pies. No hay nada en eso para él.
Estas son las propias palabras de Jesús después de volver a sentarse:
34Un mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Como los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros. 35 En esto conocerán todos que son mis discípulos: si tienen amor los unos por los otros (Juán 13).
¿Lo vemos? Amar (como Jesús) a todos los demás en nuestra iglesia es lo que muestra a los de afuera a quien seguimos. Señala un resultado práctico de seguir a Jesús: la reconciliación.
De hecho, Jesús dice más sobre esto. Un momento después, ese Jueves Santo, Jesús ora no solo por los que estaban en la habitación esa noche, sino también por ti y por mí, como dice: “También oro por aquellos que creerán en mí a través de su mensaje” (Juan 17:20). Jesús oró específicamente por ti y dijo:
20 “Mi oración no es solo por ellos. Oro también por los que creerán en mí a través de su mensaje, 21 para que todos sean uno, Padre, así como tú estás en mí y yo estoy en ti. Que también estén en nosotros para que el mundo crea que tú me enviaste. 22 Les he dado la gloria que me diste, para que sean uno como nosotros somos uno, 23 yo en ellos y tú en mí, para que sean llevados a la completa unidad. Entonces el mundo sabrá que me enviaste y los has amado como tú me has amado a mí (Juán 17).
Un amor modelado por Jesús dentro de nuestra iglesia debe ser nuestra reputación, para que podamos ser uno, en completa unidad. ¿Y por qué? Entonces el mundo sabrá que Jesús es quien dice que es: el Hijo de Dios enviado para reconectar todos con Dios, con al uno al otro, y con su propósito.
¡Ahora, no vayas demasiado lejos! No hay iglesia que se parece como una unidad perfecta, o un modelo perfecto del amor de Cristo entre los unos a los otros. Y, bueno, no seremos la primera iglesia que de repente, después de 2,000 años de iglesias, que se podrá elevar para ser ese tipo de perfección. Pero sí podemos luchar por ello con valentía, y los otros lo verán. Las iglesias generalmente se destacan en estos días por otras razones, como la calidad de la música, la calidad de la producción, las personas bien “hip” y atractivas al frente o con las redes sociales.
Mientras tanto, Jesús nos lava los pies. Y luego pregunta: ¿Entienden lo que les he hecho?
Destaquemos por nuestras propias expresiones inesperadas, a veces incluso incómodas, de unidad y amor modelado por Jesús entre nosotros. Mientras Pablo escribe sobre un amor en que “todo lo espera,” escuchemos a Jesús inundar nuestro movimiento con la esperanza de la reconciliación predicada por cómo vivimos SU amor juntos, especialmente cuando es un desafío. Ser una iglesia con tanta diversidad requiere decisiones audaces y valientes, requiere que cada uno de nosotros digamos que sí, incluso si es incómodo y diferente, pero al hacerlo nos inclinamos hacia la respuesta de la pregunta de Jesús:
“¿Entienden lo que les he hecho?”